3 de agosto de 2009

DESVENTURAS

Mi camino es agua y sal.
Viento y ceniza cuando me hundo en las preguntas y busco en las profundidades de mi mundo.
Mi carretera es áspera y rugosa. De mil colores que se funden entre sí.
Mi caminar es pesado y lento, mis pies reaccionan de forma mecánica sin pararse nunca, en seco.
Sin echar a correr, desesperados.
No me siento a descansar, sólo mojo mi cara.
No miro atrás, el peso de mi espalda no me deja girarme hacia lo que he dejado tras mis pasos.
Gasto, creo, inútilmente, minutos como el que quema un papel.
Devano mis pensamientos, los lamino, más finos cada vez...
Para convertir en virutas de gas todo lo que me atormenta
Y todo lo que me emociona.
Pierde mi corazón, litros de sensibilidad que no sé.
Si se escapan por los poros de esta piel curtida bajo el sol.
O si se van por las lágrimas que me empeño en secar de mis ojos.
Da lo mismo si mi cabeza gira cada vez más aprisa.
No consigo recuperar el brillo de aquel rayo de luz.
Que una vez me hizo sentir viva.