26 de agosto de 2019

Tras la tormenta

El aire huele a tierra mojada. Los sonidos aparecen limpios. El viento calma su enfado. La tierra abre sus poros. Y respira. Y respiro. Y eso prefiero mil veces, estar cuando acabe la tormenta. No remover polvo y agitar el aire por ir delante de ella. Somos más quienes necesitamos respirar que quienes deciden remover el lodo.


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