Agazapada. Esperando varias señales. Indicios de que en otro lugar alguien aguardaba, como yo, a que la verdad le desbordarse.
Mi propia experiencia me ha vuelto recelosa a las frases lapidarias, soltadas así, sin más, por el mero hecho de encontrarlas bellas en boca de otros y hacerlas tuyas...
Mi indulgencia con el mal, y mi respeto al que piensa distinto a mi me convierten en un ser cauto, poco amigo de invocar eslóganes que ya no me creo ni yo...
La solución, o el problema, véalo usted como quiera, es que no estoy ciega. Y veo, y leo, y pienso. Y empiezo a conocer, y comienzo a comprender a mucha gente. A algunos que incluso tiempo atrás parecían muy diferentes a mi. Pero eso no me abochorna. Me hace sentirme más grande. Más sabia. Más en paz.
Doy gracias a lo que soy y a lo que tengo. Gracias a sentirme cada día más conectada al mundo. Aunque en muchas ocasiones, a veces, en demasiadas, me descubra sola, sin interlocutor alguno....escribiendo palabras de amor, de gratitud y de amistad, como estas....
Mi diario es un tapiz desmadejado. Deshilachada alfombra hilvanada de impulsos, cada vez más recurrentes. Pido perdón a la literatura. Esto no lo es. Solo que algo en mí urge salir y por aquí lo hace.
10 de agosto de 2019
Mentira, no estaba de vacaciones
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